El ogro rojo
Adaptación del cuento popular de Japón
Érase una vez un ogro rojo que vivía apartado en una enorme cabaña roja en la ladera de una montaña, muy cerquita de una aldea. Tenía un tamaño gigantesco e infundía tanto miedo a todo el mundo, que nadie quería tener trato con él. La gente de la comarca pensaba que era un ser maligno y una amenaza constante, sobre todo para los niños.
¡Qué equivocados estaban! El ogro era un pedazo de pan y estaba deseando tener amigos, pero no encontraba la manera de demostrarlo: en cuanto salía al exterior, todos los habitantes del pueblo empezaban a chillar y huían para refugiarse en sus casas. Al final, al pobre no le quedaba más remedio que quedarse encerrado en su cabaña, triste, aburrido y sin más compañía que su propia sombra.
Pasó el tiempo y el gigante ya no pudo aguantar más tanta soledad. Le dio muchas vueltas al asunto y se le ocurrió poner un cartel en la puerta de su casa en el que se podía leer:
NO ME TENGÁIS MIEDO.
NO SOY PELIGROSO.
La idea era muy buena, pero en cuanto puso un pie afuera para colgarlo en el picaporte, unos chiquillos le vieron y echaron a correr ladera abajo aterrorizados.
Desesperado, rompió el cartel, se metió en la cama y desesperado, rompió el cartel, se metió en la cama
y comenzó a llorar amargamente.
– ¡Qué infeliz soy! ¡Yo solo quiero tener amigos y
hacer una vida normal! ¿Por qué me juzgan por mi aspecto y no quieren
conocerme?…
En la habitación había una ventana enorme, como
correspondía a un ogro de su tamaño. Un ogro azul que pasaba casualmente
por allí, escuchó unos gemidos y unos llantos tan tristes, que se le partió el
corazón. Como la ventana estaba abierta, se asomó.
– ¿Qué te pasa, amigo?
– Pues que estoy muy apenado. No encuentro la
manera de que la gente deje de tenerme miedo ¡Yo sólo quiero ser amigo de todo
el mundo! Me encantaría poder pasear por el pueblo como los demás, tener con
quien ir a pescar, jugar al escondite…
– Bueno, bueno, no te preocupes, yo te
ayudaré.
El ogro rojo se enjugó las lágrimas y una tímida
sonrisa se dibujó en su cara.
– ¿Ah, sí?… ¿Y cómo lo harás?
– ¡A ver qué te parece el plan!: yo me
acercaré al pueblo y me pondré a vociferar. Lógicamente, pensarán que voy
a atacarles. Cuando todos empiecen a correr, tú aparecerás como si fueras el
gran salvador. Fingiremos una pelea y me pegarás para que piensen que yo soy un
ogro malo y tú un ogro bueno que quiere defenderlos.
– ¡Pero yo no quiero pegarte! ¡No, no, ni
hablar!
– ¡Tú tranquilo y haz lo que te digo! ¡Será
puro teatro y verás cómo funciona!
El ogro rojo no estaba muy convencido de hacerlo,
pero el ogro azul insistió tanto que al final, aceptó.
Así pues, tal y como habían hablado, el ogro
azul bajó al pueblo y se plantó en la calle principal poniendo cara de malas
pulgas, levantando los brazos y dando unos gritos que ponían los pelos de punta
hasta a los calvos. La gente echó a correr despavorida por las
callejuelas buscando un escondite donde ponerse a salvo.
El ogro rojo, siguiendo la farsa, descendió por la
montaña a toda velocidad y se enfrentó a su nuevo amigo. La riña era de
mentira, pero nadie lo sabía.
– ¡Maldito ogro azul! ¿Cómo te atreves a
atacar a esta buena gente? ¡Voy a darte una paliza que no olvidarás!
Y tratando de no hacerle daño, empezó a pegarle en
la espalda y a darle patadas en los tobillos. Quedó claro que los dos eran muy
buenos actores, porque los hombres y mujeres del pueblo picaron el anzuelo. Los
que presenciaron la pelea desde sus refugios, se quedaron pasmados y se
tragaron que el ogro rojo había venido para protegerles.
– ¡Vete de aquí, maldito ogro azul, y no
vuelvas nunca más o tendrás que vértelas conmigo otra vez! ¡Canalla, que eres
un canalla!
El ogro azul le guiñó un ojo y comenzó a suplicar:
– ¡No me pegues más, por favor! ¡Me
voy de aquí y te juro que no volveré!
Se levantó, puso cara de dolor y escapó a pasos
agigantados sin mirar atrás.
Segundos después, la plaza se llenó y todos
empezaron a aplaudir y a vitorear al ogro rojo, que se convirtió en un héroe.
A partir de ese día, fue considerado un ciudadano ejemplar y
admitido como uno más de la comunidad.
¡Su día a día no podía ser más genial! Conversaba
alegremente con los dueños de las tiendas, jugaba a las cartas con los hombres
del pueblo, se divertía contando cuentos a los niños… Estaba claro que
tanto los adultos como los chiquillos le querían y respetaban profundamente.
Era muy feliz, no cabía duda, pero por las noches,
cuando se tumbaba en la cama y reinaba el silencio, se acordaba del ogro azul,
que tanto se había sacrificado por él.
– ¡Ay, querido amigo, qué será de ti! ¿Por
dónde andarás? Gracias a tu ayuda ahora tengo una vida maravillosa y todos me
quieren, pero ni siquiera pude darte las gracias.
El ogro rojo no se quitaba ese pensamiento de la
cabeza; sentía que tenía una deuda con aquel desconocido que un día decidió
echarle una mano desinteresadamente, así que una tarde, preparó un petate
con comida y salió de viaje dispuesto a encontrarle.
Durante horas subió montañas y atravesó valles
oteando el horizonte, hasta que divisó a lo lejos una cabaña muy parecida a la
suya pero pintada de color añil.
– ¡Esa debe ser su casa! ¡Iré a echar
un vistazo!
Dio unas cuantas zancadas y alcanzó la entrada,
pero enseguida se dio cuenta de que la casa estaba abandonada. En la puerta,
una nota escrita con tinta china y una letra superlativa, decía:
Querido amigo ogro rojo:
Sabía que algún día vendrías a darme
las gracias por la ayuda que te presté. Te lo agradezco muchísimo. Ya no
vivo aquí, pero tranquilo que estoy muy bien.
Me fui porque si alguien nos
viera juntos volverían a tenerte miedo, así que lo mejor es que, por tu bien,
yo me aleje de ti ¡Recuerda que todos piensan que soy un ogro malísimo!
Sigue con tu nueva vida que yo
buscaré mi felicidad en otras tierras. Suerte y hasta siempre.
Tu amigo que te quiere y no te
olvida:
El ogro azul.
El ogro rojo se quedó sin palabras. Por primera vez
en muchos años la emoción le desbordó y comprendió el verdadero
significado de la amistad. El ogro azul se había comportado de manera generosa,
demostrando que siempre hay seres buenos en este planeta en quienes
podemos confiar.
Con los ojos llenos de lágrimas, regresó por donde
había venido. Continuó siendo muy dichoso, pero jamás olvidó que debía su
felicidad al bondadoso ogro azul que tanto había hecho por él.
ACTIVIDAD No 1
1. Quien era el ogro?
2. por que era infeliz el ogro?
3. que pasó con el ogro azul?
4. si fueras tu el ogro rojo que harías para tener amigo?
5. Si te encontraras con el ogro rojo que palabras le dirías para quitarle la tristeza?
6. Que harías tu por un amigo si lo encontraras en problema?
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LA INFANCIA DE ANTONIO MACHADO
Antonio machado fue un poeta Español de la llamada Generación del 28, un grupo de importantes escritores y poetas. Nació el 26 de julio de 1875 en una vivienda del Palacio de las Dueñas, en Sevilla, donde vivió con su madre Ana Ruiz, su padre Antonio y su hermano mayor Manuel, aunque luego tendría seis hermanos más.
Su familia materna trabajaba en una confitería en la calle Triana y su padre era abogado, periodista e investigador del floklore. Sus abuelos paternos vivían también en el Palacio. Su abuelo, también llamado Antonio, era médico y zoólogo, catedrático y rector de la Universidad de Sevilla (un importante cargo); su abuela, Cipriana, era pintora y retrató a Antonio machado cuando tenía 4 años.
Cuando Antonio Machado tenía 8 años se tuvo que mudar, con toda su familia, a Madrid y él y su hermano empezaron a estudiar en un colegio nuevo con importantes maestros. Aunque, antes de trasladarse al centro de la península, su padre les llevó a Huelva para que pudieran ver el mar por primera vez.
Cuando Antonio Machado tenía 8 años se tuvo que mudar, con toda su familia, a Madrid y él y su hermano empezaron a estudiar en un colegio nuevo con importantes maestros. Aunque, antes de trasladarse al centro de la península, su padre les llevó a Huelva para que pudieran ver el mar por primera vez.
ACTIVIDAD No 2
1. compara la infancia de machado con la tuya escribe similitudes y diferencias.
2. Conoces el mar? si lo conoces describe como es el mar y que se siente estar dentro de el.
www.biografiasyvidas.com/biografia/m/machado.htm
2. Conoces el mar? si lo conoces describe como es el mar y que se siente estar dentro de el.
www.biografiasyvidas.com/biografia/m/machado.htm
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Domingo siete.

Un viernes se extravió, y vio una casa iluminada, en un claro del bosque. Parecía que en ella había una gran fiesta. Se oían música, cantos y carcajadas.
Detrás de una puerta se puso a curiosear: la sala estaba llena de brujas que bailaban pegando brincos y cantaban a gritos esta canción:
Lunes y martes
y miércoles tres...
Pasaron las horas y las brujas no se cansaban.
Aburrido, el hombre se atrevió a cantar con su vocecita:
Jueves y viernes
y sábado seis
Gritos y brincos cesaron...
–¿Quién canta? –preguntaban unas.
–¿Quién ha mejorado nuestra canción? –decían otras.
–¡Qué cosa más linda! ¡Quien canta así merece un premio!
Se pusieron a buscar y dieron con el compadre pobre, que temblaba detrás de la puerta.
Unas lo levantaban, otras lo bajaban y besos por aquí y abrazos por allá. Una gritó:
–¡Le vamos a quitar la joroba!
Se la quitaron, luego sacaron sacos de oro y se los dieron por haberles completado su canto.
Él trajo su burro, cargó los sacos de oro y partió por donde las brujas le indicaron. Al alejarse las oía desgañitarse:
Lunes y martes
y miércoles tres;
jueves y viernes
y sábado seis
Sin dificultad llegó a su casita, donde su mujer y sus hijos lo esperaban temerosos de que le hubiera pasado algo.
El compadre pobre, que era un hombre que no mentía, contó su aventura al rico.
¡El rico volvió a su casa con una envidia!
Su mujer le aconsejó que fuera al monte a cortar leña:
Una noche estaban las brujas en lo mejor de su canto:
Lunes y martes
y miércoles tres
jueves y viernes
y sábado seis
Cuando la vocecilla del rico cantó, temblorosa:
y domingo siete...
¡Para qué lo hizo! Las brujas se pusieron furiosísimas a gritar:
–¿Quién es el atrevido que ha echado a perder nuestra canción?
–¿Quién es quien ha salido con ese domingo siete?
Encontraron al hombre y lo sacaron a jalonazos.
–Vas a ver lo que te va a pasar, jorobado –dijo una que salió corriendo. Volvió con la joroba del compadre pobre y ¡pan! la plantó en la nuca del infeliz. Al amanecer fue llegando a su casa con dos jorobas, dolorido y sin sus cinco mulas; por supuesto a la vieja se le regó la bilis de la envidia.
ACTIVIDAD No 3
Lee la siguiente historia y comenta con tus compañeros el contenido de la misma
- Que parte de la lectura te llamó la atención?
- Coloca otros nombre a los personaje teniendo en cuenta la opinión de tus compañeros
- Cambia el final de la historia por el que te gustaría que fuera
- Consulta otros cuentos y recomienda a tus compañeros
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Marinés Medero, “Domingo siete” en De Maravillas y encantamientos. México, SEP, 1996.
Marinés Medero, “Domingo siete” en De Maravillas y encantamientos. México, SEP, 1996.
Hola soy Emiliana las sopas de letras me parecen una actividad muy divertida, al encontrar palabras me emocioné muchisimo
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